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Cientos de mensajes fueron enviados a familiares en Estados Unidos desde la casa de Andrés Vázquez, en Santa Isabel, donde pudo usar su equipo de radio al conectarlo a la batería de su carro. (Suministrada)

Horas después de que se alejara el huracán María, Andrés Vázquez comenzaba a limpiar alrededor de su casa en Santa Isabel cuando recibió la visita de una vecina en delicado estado de salud emocional.

Ante la inesperada magnitud de la destrucción, la mujer necesitaba comunicarse urgentemente con su familia en Estados Unidos, pero no podía hacerlo por el colapso de los teléfonos celulares y del internet que dejó incomunicados a casi todos en Puerto Rico.

“Vino llorando. Ella quería hablar con su hija en Estados Unidos y vino a mi casa porque recordó que soy radioaficionado”, recordó Vázquez.

En poco tiempo, Vázquez levantó la antena, que había guardado para el ciclón, y en cuestión de minutos ya estaba conversando con radioaficionados en varias ciudades de Estados Unidos y con personal del Salvation Army Radio Team Emergency Netwotrk en Florida, quienes llamaron a la familiar de la mujer.

“Allá saltaron de alegría, porque lo único que habían escuchado es que todo estaba destruido acá. Cuando le pasé la respuesta a ella, sintió un gran alivio”, contó Vázquez.

“Entonces, ella regó la voz y empezó a llegar más gente, y otros radioaficionados empezaron a comunicarse conmigo por la frecuencia local para pasar mensajes a Estados Unidos”, agregó.

Saludos, como les había dicho las emergencias no se practican, cuando hay una se trabaja como buen radioaficionado aquí una compilación de mensajes en 2 y 20 metros, después del huracán María. después de una catástrofe así acérquese a in radio aficionado en su área para comunicarse con sus seres queridos.

Posted by Andres Vazquez on Tuesday, December 26, 2017

Ese fue el primero de cientos de mensajes que Vázquez intercambió entre Puerto Rico y Estados Unidos, después del huracán, con el mismo equipo que por años ha usado como un pasatiempo para comunicarse con personas en países de casi todos los continentes.

En las semanas siguientes, desde su casa en la urbanización Jardines de Santa Isabel, Vázquez pasó mensajes similares a ciudades de California, Texas, Nevada, Montana, Vermont, Florida y Nueva York.

“El que contestaba allá copiaba el mensaje y el número de teléfono de la persona a llamar, para decirle que su familiar acá estaba bien”, explicó.

Uno de esos mensajes fue para Grenda Rivera, en Florida. Estaba desesperada por saber de su padre, Neftalí Ortiz, residente en Guayama. Como Ortiz también es radioaficionado, se pudo comunicar con Vázquez para que le avisara a su hija que estaba bien.

“Yo sentía mucha frustración”, expresó Rivera. “No sabía cómo estaba y, cuando me llamaron, levanté las manos y le di gracias a Dios… Cuando uno no se puede comunicar, siente una impotencia terrible. Cuando uno puede saber, siente paz”.

La población quedó incomunicada después de que el huracán destruyera antenas de las compañías telefónicas y, las que quedaron en pie, se quedaran sin energía eléctrica. La ventaja de los radioaficionados es que no dependen de las antenas comerciales, sino que pueden comunicarse entre sí usando su propio equipo.

Durante la emergencia, los radioaficionados también ayudaron en las comunicaciones a entidades gubernamentales, como a oficinas de manejo de emergencias municipales. Por ejemplo, 131 radioaficionados se movilizaron para lograr que representantes de la Autoridad de Energía Eléctrica se comunicaran con oficinas técnicas de la corporación en diferentes puntos de la isla.

Vázquez, personalmente, recibió mensajes de la AEE desde Monacillos en San Juan para la oficina de Santa Isabel, que estaba incomunicada.

“No podía usar mi carro, porque le estaba usando la batería para mi equipo (de radiocomunicación), así que me monté en una motorita y arranqué. Así también hice para Manejo de Emergencias de Santa Isabel”, recordó.

En coordinación con la Cruz Roja, los radioaficionados también comunicaron a hospitales y alcaldes y pasaron mensajes con solicitudes de generadores, medicamentos, agua y combustible.

Según la organización American Radio Relay League (ARRL), los radioaficionados también mediaron para transferir pacientes de unidades de cuidado intensivo entre hospitales y ayudaron a comunicar la emergencia detectada en la represa Guajataca.

Como la principal organización de radioaficionados en Estados Unidos, la ARRL confirió un reconocimiento especial para los puertorriqueños Heriberto Pérez, Víctor Torres y Emilio Ortiz.

Los tres se ubicaron en una emisora radial en San Germán, desde donde coordinaron la transferencia de miles de mensajes a familiares de damnificados de la isla hacia Estados Unidos, con la ayuda de sobre 45 colegas radioaficionados.

ASÍ también se unieron muchos radioaficionados en Repetidores que  quedaron de pie despues de la emergencia como lo fue el 449.200 de Julio Cantres KP3AV Y EL 447.225 DE Jimmy KP3BR, QUE SIRVIERON DE ENLACE para comunicaciones de emergencia, así mismo el 449.200 fue utilizado por la Policía Municipal de TOA ALTA ya que los sistemas de comunicaciones se encontraban todos en el suelo.